Desde la primera publicación de su versión definitiva ―en Nueva York, 1882― a la fecha, Cecilia Valdés o La Loma del Ángel, frecuentemente considerada como la primera novela cubana, de la pluma de Cirilo Villaverde (1812-1894), ha constituido motivo de reediciones y reimpresiones, estudios, alabanzas y controversias. La editorial Letras Cubanas, del Instituto Cubano del Libro, se ha hecho cargo de la más reciente encarnación de esta trascendental obra de las letras hispanoamericanas y universales, en sus versiones tanto digital ―primera en llegar a nuestros lectores― como impresa ―de próxima llegada a los estantes.
¿Qué pudiéramos señalar sobre esta novela que múltiples generaciones de amantes de la gran literatura pudiesen aún desconocer?… En todo caso, y a beneficio de los más jóvenes entre nosotros ―así como de aquellos que todavía mantengan a la ilustre novela de Villaverde en su lista de lecturas en deuda―, subrayaremos que se trata de un prominente retrato de la Habana colonial y los ingenios de la isla, de la contraposición penetrante entre la vida y las costumbres de los negros esclavos y los mulatos libres con aquellas de las familias de hacendados y esclavistas, fluidamente entremezcladas en una sociedad tan estratificada como enmarañada en sus relaciones internas, tal y como cuadra a toda protonación de índole colonial y por mucho océano de por medio distanciada de su metrópoli, donde las barreras entre aquellos en la cúspide de la pirámide social y quienes su base constituyen pueden semejar lo mismo un muro de inviolable piedra que un intangible velo de humo… Y es precisamente en las brechas abiertas de estas barreras que surgen las pasiones y las intrigas, los secretos, rencores y esperanzas a que el autor enfrenta a sus personajes, invocados de entre todas las fracciones de un microuniverso isleño donde empiezan a estremecerse los cimientos de la estructura colonial a la par que una identidad de país empieza a consolidarse de manera cada vez menos furtiva.
Nos parece igualmente oportuno resaltar el acierto de la editorial a cargo en cuanto a considerar la pertinencia de una edición en formato digital de este cardinal libro. Pues más allá del esfuerzo desplegado por distintos individuos o asociaciones de preservación de obras de la literatura clásica y universal, mediante digitalizaciones y labores de necesaria poscorrección ―a veces más, a veces menos acuciosa― del resultado de dichas iniciativas, consideramos que siempre será fundamental la emisión de estas obras, en versiones destinadas a soportes digitales, desde las propias casas editoriales, a fin de garantizar la fidelidad y calidad que tales libros merecen y que, a la vez, merecemos tanto los lectores contemporáneos como, sobre todo, aquellos que podrán disfrutar de ellos en cualesquiera tiempos venideros.