El arte de improvisar a la manera de Bobby Carcassés

 

Ediciones Museo de la Música acaba de publicar un libro muy peculiar dentro de su cuidadoso catálogo, que ha ido acumulando varias joyas de diversas facetas de la musicología cubana. Se trata de La improvisación en el jazz y en la música cubana de Bobby Carcassés. En las páginas de este texto, el polifacético artista (intérprete, compositor, arreglista y profesor) se desdobla en un teórico atípico y escribe una suerte de tratado sobre el tema que su título indica.

La primera virtud que hallo en La improvisación… estriba en que Carcassés teoriza no a partir de un conocimiento libresco, sino de la praxis, de una experiencia de años protagonizando un conjunto de búsquedas y hallazgos lo mismo en los territorios del jazz que en los de la música cubana. Y en esa aparente dicotomía reside uno de los ángulos más provocadores de su enfoque. Para él, las fuentes e influencias compartidas hacen que ambas variantes se fundan en muchos momentos y arrojen resultados afines en ese camino de múltiples vías que es la música popular contemporánea.


«¿Qué es improvisar?» y «¿Es posible aprender a hacerlo gracias a un método?» pudieran ser las dos grandes preguntas que animan este libro. En ambos casos, el autor nos ofrece un conjunto de propuestas que tienen origen en los más variopintos saberes (la actuación, el yoga, las artes plásticas), en apariencia lejanos de la interpretación musical. Aunque, ya se conoce, en este mundo tout se tient y los extremos colindan y se confunden. De hecho, en el campo de la interpretación parecería crucial atenerse a los modelos, es decir, tocar aquello que está en las partituras pues, mientras mejor se cumpla, mayor será el virtuosismo del intérprete. Pero no. Al igual que en la literatura, las artes plásticas y la composición, subvertir las normas en busca de una expresión personal, auténtica, también provoca desenlaces artísticos novedosos y eleva al músico a una categoría superior, a una especie de co-autor del tema que ejecuta (en principio, esto vale para muchos géneros de la música popular, aunque, sospecho, también se puede sostener en determinados territorios de la denominada música clásica sin desdorar las composiciones originales), al cual aporta nuevas aristas cuando se atreve a violar los cánones sin perder la esencia de la pieza originaria.

Acerca de esas variantes, versan los primeros capítulos. Después, Bobby Carcassés propone un proceso para aprender a improvisar que se inicia con la interiorización de la frase musical y se cimenta en tres pasos esenciales de la dárshana hindú Shamkya-Yoga: pranayama (control de la respiración), dharana (concentración mental) y dhiana (meditación). Desde hace décadas, el artista ha explorado el universo cognoscitivo de la India, gracias al descubrimiento temprano de Autobiografía de un yogui de Paramahansa Yogananda, que ha sido una iluminación para su vida, más allá incluso de su labor artística.

Prosigue con la revisión de los posibles obstáculos que pueden presentarse en el camino del improvisador, la descripción de los pasos iniciáticos, reflexiones sobre el scat y el papel del piano en la improvisación, así como con capítulos que indagan en los nexos de la clave cubana y la timba con el jazz y en las múltiples maneras de improvisar en cada una de estas formas musicales.

Hay, asimismo, algunos fragmentos históricos y anecdóticos acerca de los formatos y la nomenclatura de algunos grupos emblemáticos de jazz y música cubana (Irakere, Afrocuba, Fervet Opus, Raíces Nuevas), que aportaron nuevas sonoridades y maneras de componer e interpretar en nuestro país. En esta zona resulta inapreciable el valor del testimonio de quien, como el autor, ha sido protagonista y testigo privilegiado en el surgimiento y el desarrollo de algunas de esas agrupaciones.

En ese territorio testimonial aparece, además, un texto acerca de la concepción y puesta en marcha del Festival Jazz Plaza, uno de los eventos culturales que, junto al Festival de Cine y la Feria Internacional del Libro, se ha convertido en señero dentro de la diversidad de proposiciones artísticas de Cuba. No debemos olvidar que Bobby Carcassés fue uno de los fundadores del festival y ha continuado como uno de sus grandes animadores hasta hoy.

La improvisación… funciona, en alguna medida, como una especie de cubo de Rubik, pues aparte de la voz del autor, en dos momentos del volumen encontramos, bajo el acápite «Otras voces», la intervención de grandes maestros del jazz y de la música cubana, que abundan sobre el difícil arte de improvisar. Esta resulta una de las zonas más enriquecedoras del libro, ya que el contrapunteo teórico y el intercambio de experiencias de talentos como Chico y Arturo O’Farrill, Wynton Marsalis, John Coltrane y Herbie Hancock con Orlando Valle, Yasek Manzano, Robertico Carcassés y Frank Fernández, entre muchos otros, aporta una plurivocidad y, a la vez, un enfoque holístico al tema que deviene de extrema utilidad para investigadores, estudiantes y lectores en general.

No puedo pasar por alto los valores docentes de este volumen. Aparte de la experiencia acumulada y compartida por Bobby Carcassés y sus invitados a este gran concierto, en él encontramos partituras, backgrounds y playbacks para que los interesados comiencen sus itinerarios de aprendizaje. Este detalle convierte a La improvisación…, a mi entender, en una contribución clave para la enseñanza artística en todos los conservatorios de música cubanos, sin importar el nivel. Es un libro que ayuda no solo a interpretar desde la improvisación, sino a pensar la música como una cadena de continuas subversiones destinadas a enriquecer la tradición desde un diálogo fructífero con ella.


La inclusión de una lista de reproducción en el libro obedece a las bondades del universo digital. Casi todos los últimos títulos de Ediciones Museo de la Música descansan en los formatos epub y pdf interactivo, una ganancia que permite multiplicar la difusión del catálogo y colaborar, mediante la migración a lo digital de muchos consumidores de los productos que este sello editorial ofrece, a la necesaria informatización que ya se despliega en distintos sectores de nuestra realidad nacional. La improvisación…, no obstante, posee otra peculiaridad: es, hasta donde sé, uno de los primeros epubs 3.0 que se produce en las editoriales cubanas. Esta extensión permite la inclusión de audios, videos, hipervínculos y otros tipos de contenido enriquecido lo mismo para operar on line que off line, característica que debería ser aprovechada con mayor asiduidad por nuestras casas editoras debido a su ductilidad para socializar el producto terminado y, además, para ser utilizados en la docencia, gracias a sus muchas prestaciones para incentivar lo didáctico y lo lúdico.

Antes de finalizar, me gustaría hacer mención a la prosa. A través de un estilo ágil, comunicativo y cargado de humor criollo en diversas oportunidades, Bobby Carcassés nos trasmite una serie de reflexiones que van desde la filosofía y la religiosidad hasta el deporte y la gestión cultural, para demostrarnos, en virtud de esta nueva exploración artística cimentada en la escritura, que nada humano le es ajeno a este eternamente joven showman.

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