La literatura brasileña resultó un espacio de reflexión durante la Feria Internacional del Libro de La Habana. La escritora y editora Cidinha da Silva compartió una breve visión sobre el proceso de creación al que somete su obra.
Con Brasil como País Invitado de Honor en la 32 Feria Internacional del Libro de La Habana se indagó en la obra de distintos autores. La sala Portuondo recibió a Cidinha da Silva para adentrarse en su universo creativo.
Da Silva lleva la crónica como un uniforme literario. Sin embargo, su proceso creativo tiene cabida para la imaginación, la forma de percibir la realidad.
El encuentro lo moderó su colega brasileño Jéferson Tenório que desplegó conflictos de la literatura brasileña alrededor de la obra de Cidinha Da Silva. «Cuando los escritores van al extranjero, muchas veces las casas editoriales quieren publicar solo la memoria y la observación de un país», afirmó Jéferson como una crítica a los prejuicios del relato sin imaginación.
«Yo no tengo esa recepción de mi literatura en otros países. Creo que muchos autores tenemos ese compromiso de registro y fidelidad a la realidad que, en mi opinión, es imitadora porque no nos desafía», replicó Cidinha da Silva.
La escritora aprovechó para presentar dos de sus libros que manejan la creatividad de formas distintas: Paren de matarnos, que trata crónicas del 2021 al 2016 con casos de discriminación racial sobre hechos noticiados. Este libro fue una oportunidad de documentación contra el sensacionalismo de crímenes racistas. El otro, Tecnologías ancestrales para la producción de infinitos, en el que hay cierto cuidado estético en un diálogo entre tradición y contemporaneidad. «No me siento como una escritora comprometida en tener un único estilo literario», comentó Cidinha.
«Le escribí a Cláudia Silva Ferreira. Le escribí a ella, no como los diarios, que registraban una mujer sin nombre víctima del racismo», contó la escritora sobre las crónicas de Paren de matarnos. Este libro es material de estudio en las bibliotecas públicas. Para Cidinha significó un gran logro llegar a circular tantos ejemplares, pues publica de forma independiente o desde pequeñas y medianas editoriales.
Las segundas ediciones de los libros fueron un espacio de madurez para Da Silva. «El proceso de escritura posterior me generaba preguntas que antes no hacía. Las lecturas acaban tornándose un vicio para escribir. Leo e intento descifrar cómo aquellas personas se respondieron».
Cidinha da Silva escribe para viajar entre historias. Venir a Cuba significa revivir aquella Habana que descubrió con la obra de Pedro Juan Gutiérrez. Casi todo lo que puede imaginar de la ciudad se lo debe a la narrativa del escritor cubano, confesó en la sala, como si se construyera un puente hecho de páginas entre Cuba y Brasil.