De la extraña aventura de don Quijote por lejanas tierras y otros sucesos hasta hoy olvidados, de Antonio López Sánchez, surge a partir del Premio de Narrativa Reescribir el Quijote en Cuba convocado por la Agencia Española de Cooperación Internacional y la Embajada de España en Cuba en el año 2005, así que está ceñido, desde su origen, al molde narrativo, pero con la complicidad de la reescritura, de lo lúdico, de la intertextualidad.
La obra se inserta en la tradición literaria del libro o novela de caballería, que fue muy popular en el s XVI en España, Portugal, Francia e Italia, entre cuyas características principales se encuentra:
- Búsqueda de honra, valor, aventura a través de diferentes pruebas.
- Geografía totalmente fantástica. Viajes a nuevas tierras; pueblos con ritos extraños o barcos encantados que pueden navegar distancias enormes en una hora, en este caso, nuestros metrobús o los P que todos conocemos.
- Tiempo histórico mítico, en este caso hay un salto temporal hacia el futuro, el Quijote y su escudero son «lanzados» hacia la década del 2000.
- Tópico de la falsa traducción. El libro se presenta como manuscrito «encontrado» en Lawton.
Aunque el narrador rompe algunas de estos rasgos, por ejemplo, aquellos libros no suelen hacer referencias a circunstancias históricas sociales contemporáneas, y este es el aspecto medular de la historia, que se entronca con el género fantástico: presentar elementos, que irrumpen de manera inesperada o sobrenatural, que romperán con la realidad establecida o con nuestros paradigmas narrativos. De hecho, nunca se nos aclara cómo sucede tan extraño salto temporal y geográfico, cómo pueden personajes de ficción entrar a la realidad cotidiana.
Otro aspecto de ruptura es que hay permeabilidad entre la prosa y la poesía. Aunque se nos está «narrando» una historia, uno de los protagonistas es un poeta que «hace versos»: versos laudatorios que honran al personaje creado por Quijote; versos aparentemente accesorios, pero que actúan como el conjuro que retornará a Sancho y a su amo, a su tiempo y lugar. Recurso que aprovecha Antonio López para cantarle también a nuestra querida tierra «en mi isla, andante y dura», especie de juego entre el símbolo del Caballero andante y nuestra Cuba querida.
Otros elementos que refuerzan los vínculos con el género son:
- El lenguaje a la usanza antigua de los personajes (Quijote dice vocablos como «bellacos», «preferís»; o Sancho «tened», «vuestra merced», «vuestro rocín», «tierra fermosa») pero el narrador también se expresa arcaicamente («lanzolo», «enjuto», «diose en llamar»), etc.
- El largo título —poco usado en las épocas actuales—, que alude a libros como Lisuarte de Grecia, El octavo libro de Amadís que trata de las extrañas aventuras y grandes proezas de su nieto Lisuarte y de la muerte del ínclito rey Amadís. Sevilla, de Juan Díaz, o al Primer libro de don Polindo. Historia del invencible cavallero don Polindo, hijo del rey Paciano rey de Numidia & de las maravillosas fazañas y estrañas aventuras que andando por el mundo acabó por amores de la princesa Belisia, fija del rey Naupilio rey de Macedonia, ambos publicados en 1526.
Esta historia me hizo recordar Las Crónicas de Narnia, y su narrador, a Tumnus, el fauno relacionado con Lucy Pevensie, una de las protagonistas de la historia de Lewis. Solo espero que esta criatura, con bufanda y paraguas, siga contándonos extrañas aventuras por lejanas tierras y otros sucesos hasta hoy olvidados ya rescatados para el universo digital, accesible a las nuevas generaciones.