El verde de Venezuela y la luz de Cuba

Tres seres del mundo de la literatura, con una labor relevante en sus esferas, fueron escogidos para viajar a la Feria del Libro de Venezuela. Tres seres de especialidades diferentes, dígase un narrador, un director editorial y una poeta. Me refiero a Sergio Cevedo, escritor de probado oficio y merecedor de los importantes premios que organiza el país, a Daniel Cruz Bermúdez, quien dirige la Editorial Aldabón con un trabajo destacado en la provincia de Matanzas y dentro de la Asociación Hermanos Saíz, y quien esto escribe. Nos conocíamos pero no éramos amigos, así que el reto de convivencia era mayor, pero fueron hermosos días donde uno aprendió del otro, y nos llenamos los ojos del verde de Venezuela.

Daniel nunca había viajado al extranjero ni tomado avión, así que no lo pensé dos veces para aconsejarle y sentarlo a mi lado en un asiento que quedó vacío. Le dije, cuando se preocupó por lo mucho que avanzaba el avión por la pista, que era así, que tenía que correr mucho para despegar, y que cuando eso ocurriera iba a sentir un sonido atroz, y que si sentía presión en los oídos tragara en seco y se aliviaría. Pasó todo el viaje viendo y fotografiando las formas espléndidas de las nubes que iban desde castillos hasta figuras de animales o humanas, para luego ser siempre mi compañero en el elevador en el que temo quedarme sola. Lo primero que vimos de Venezuela fue el mar azul intenso y unas pequeñas barquitas, ínfimas por la distancia. Allá en El Laguito, parque de recreo donde se organizó la Feria, dentro del Fuerte Tiuna que abarca media ciudad, escuchamos una conferencia de Sergio Cevedo sobre el punto de vista narrativo que, según lo que aprendí con él, puede ser espacial, temporal o de nivel de la realidad, esta última clasificación ideada por Mario Vargas Llosa. Encontré la ocasión ideal para preguntarle sobre qué punto de vista primaba, según él, en los Diarios de campaña de Martí, obra cuya recepción investigo como parte de mi trabajo en el Centro de Estudios Martianos. Me dijo que el punto de vista de nivel de la realidad, pues en él, como he constatado, la poesía está encarnando en la realidad, pero yo personalmente creo que se verifican todos por ser los Diarios de campaña un clásico de la lengua española. Sergio mantuvo un dominio y atención del auditorio maravillosos en esta charla, al igual que en la titulada «Taller práctico y estilo literario de expresión», como en la presentación de su libro de cuentos El ario dios Gato de Schrödinger, publicado por la Editorial Letras Cubanas, que cuenta con la novedad de haber concebido cada cuento con una técnica narrativa diferente. Daniel Cruz Bermúdez presentó el título de ensayo Las aguas y el espejo, de Virgilio López Lemus, publicado por Ediciones Aldabón, que agrupa aproximaciones ensayísticas del autor a la poesía. El lago nos quedaba al frente, y daba una cierta luz a nuestras presencias y stands, pero nunca como la luz de Cuba. Y se veían garzas blancas impolutas alrededor del agua y pájaros tricolores volar y cantar. Daniel también presentó su libro de décimas Alucinaciones para un óleo, y deleitó a los presentes con algunas de ellas. Yo, por mi parte, impartí dos conferencias, una titulada «Poesía contra la violencia de género en Cuba», y otra sobre el estilo de los Diarios de campaña de José Martí, y presenté mis poemarios Historia de un abrazo de Letras Cubanas y El camino a casa, de Selvi Editores. Fue impresionante para mí y los asistentes ver a una muchacha llorar mientras leía un poema dedicado a mi padre. En estas jornadas también Catalina Rodríguez, vicepresidenta del Instituto Cubano del Libro, presentó la Feria Internacional del Libro de La Habana como evento, con videos alusivos y referencias puntuales a dicha reunión. Caminamos lo que pudimos en esta ciudad construida entre montañas y con 8 millones de habitantes donde es una odisea cruzar calles a las 6 de la tarde. Caracas nos brindó la bondad y hospitalidad de su gente, desde choferes hasta personal vinculado a la Feria. Entregué mis libros a una representante de la Biblioteca Nacional, quien a su vez me dio unos libros para Cuba; compré Cantos Órficos, de Dino Campana y la Poesía Reunida de Ramón Palomares, escritor venezolano, para mí y mis amigos poetas que atesoramos una preciada y querida biblioteca. Regresamos a Cuba satisfechos, regresamos a la luz inigualable de Cuba.

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«Leer nos reencuentra» a Cuba y Venezuela
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