En la inmensidad del mar hallamos la tormenta, el sueño y la realidad que se trastocan y se vuelven un cosmos propio. De igual modo, en Escalera de mar cinco cuentos, a modo de peldaños, nos sumergen en la turbulencia del mar que habita a la joven escritora Lisbeth Lima Hechavarría (Santiago de Cuba, 1995). «Escalera de mar» –relato homónimo del libro–, «El despertar de Alicia», «La marca, «Nece(si)dades» y «La pelirroja de Jodorowsky» son las historias que conforman esta selección, merecedora del Premio Casatintas de narrativa en el 2021 y publicada bajo el sello de Ediciones Luminaria (Sancti Spíritus, Cuba) el pasado noviembre de 2023 en formato epub.
Con la sinceridad de quien ha aprendido tanto de la vida como de la muerte, la autora nos adentra en su universo onírico, permeado por la más auténtica cotidianidad que la rodea. Abundan las historias construidas con un estilo cercano al realismo, plagadas de sucesos y escenarios propios de las vivencias cotidianas; una azotea en Centro Habana, una sala de hospital, un viaje por carretera o el testimonio de la convivencia en el hogar. Sin embargo, esta cercanía al realismo queda totalmente desmontada. A medida que avanzan los relatos ingresamos a ese universo onírico, ya referido, que confunde la percepción del lector y, en este sentido, establece una relación intertextual no declarada con «La noche boca arriba» de Julio Cortázar. Tal como ocurre en el relato del narrador argentino, en «Escalera de mar» muchas de las historias se construyen en el plano de la ensoñación, de ahí que se perciba un marcado tono surrealista, pero que parte desde lo real presente en la cotidianidad.
Según ascendemos los escalones que conforman las tramas de los cuentos, nos sumimos cada vez más en el subconsciente de los personajes. Desde su primer relato, Lima Hechavarría nos traza una ruta para profundizar en la exploración del subconsciente. Personajes que se sumergen en el universo de los sueños u otros que dudan si habitan el mundo de los vivos o los muertos son algunos de los presentados en los relatos. En este sentido, si bien como afirma en su prólogo el ensayista cubano Alberto Garrandés la autora «aprovecha bien la idea de que lo fantástico está a la vuelta de la esquina»,[1] también nos muestra que lo fantástico habita nuestro subconsciente. Respaldada por el plano onírico que maneja con gran maestría la narradora juega constantemente con el lector, devenido espectador en un cuento como «La marca» articulado con imágenes sumamente cinematográficas. Una y otra vez somos sorprendidos por los desenlaces no previstos de la mayoría de las historias.
Por otro lado, una revisión exhaustiva de la obra de esta joven escritora nos revela cómo halla en lo femenino un asidero, tal es así que en muchas ocasiones sus tramas involucran las vivencias y problemáticas de las mujeres como sucede en Rostros (2021), Matices de vida (2021), Bestias interiores (2022) y Zona inexplorada (2023), reedición de su primer libro. De manera similar, podemos afirmar que las historias de Escalera de mar son en esencia femeninas, excepto «Nece(si)dades». La mayoría de sus protagonistas son mujeres. Asimismo, los relatos están narrados en primera persona y conservan el género de la autora, elemento que acentúa ese matiz femenino presente en el libro.
Al avanzar en la lectura de los cuentos descubrimos varios motivos que se repiten de principio a fin; la constante invocación del recuerdo o la añoranza por el pasado y la construcción de personajes que transgreden los límites sociales establecidos, ya sea en el plano de lo físico o lo psicológico. Este último elemento resulta muy propicio en la intención autoral de inscribirse dentro del surrealismo literario. En consonancia con lo anterior, en «El despertar de Alicia» nos encontramos una protagonista que se percibe muerta, lo que finalmente la conduce al suicidio; en «La marca» aparece el personaje de Layla que adquiere formas amorfas; cercanas a la licantropía o el vampirismo, y en «Nece(si)dades» el protagonista que no soporta su mano.
Una de las líneas fundamentales que atraviesan la obra narrativa de esta joven autora, en mayor o menor medida en dependencia del libro, es el erotismo, tema presente también en Escalera de mar. En muchas de las historias encontramos guiños eróticos, ya sea en el modo de presentar el cuerpo, el ambiente que se recrea o las acciones narradas.
Otro elemento notable en el libro es la presencia de diversas referencias intertextuales. Además del influjo de Cortázar, ya mencionado, y los paratextos de cada cuento, se percibe en el modo de abordar el terror en «La marca» la influencia de Edgar Allan Poe; en «El despertar de Alicia» toma como hipotexto principal Pedro Páramo de Juan Rulfo y para ello usa uno de los rasgos característicos del cubano definido por el ensayista villaclareño Jorge Mañach «la sistemática ruptura de la seriedad entre comillas».[2] En esta ocasión es el perro de la historia quien lleva como nombre el apellido de tan prestigioso narrador mexicano. Sin embargo, las referencias intertextuales no se ciñen al ámbito literario, tal es el caso de «La pelirroja de Jodorowsky» que toma como referente el filme Poesía sin fin del cineasta chileno Alejandro Jodorowsky.
Los que por vez primera se aventuren a navegar por las aguas turbulentas de Lisbeth Lima Hechavarría en Escalera de mar descubrirán, sin lugar a dudas, una escritura fértil en el terreno del surrealismo. Para los conocedores de la obra narrativa de la autora, este título abrirá una línea creativa novedosa dentro de su producción literaria que los mantendrá atentos hasta el final de sus páginas.