Para conmemorar el centenario de la primera edición del libro La tierra baldía, de Thomas Stearns Eliot (T. S. Eliot), el escritor e investigador Roberto Méndez disertó sobre la obra que conoció en sus tiempos de estudiante preuniversitario.
Desde la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el también presidente de la Academia Cubana de la Lengua afirmó que la obra consiste en un poema extenso, matizado por el contexto posterior a la Primera Guerra Mundial.
El libro plantea, como explicó Méndez, la fragilidad del sistema capitalista, que se basa en la acumulación del dinero. Constituye una «ingeniosísima mezcla de textos, que intercala versículos de la Biblia, de piezas teatrales de Shakespeare y creencias populares», dijo.
Lo más interesante es que el poeta incorpora las citas en sus versos. Es decir, hace «uso y abuso de un recurso que se llama intertextualidad». Emplea fragmentos de otros textos para completar el suyo y resignificarlo. De ese modo, se puede leer un mensaje coral, desde diversas posiciones políticas y corrientes artísticas.
No obstante, T. S. Eliot acompaña su obra de notas para ampliar el sentido de las ideas intercaladas (con letras en cursiva). Por tanto, escribe para un lector activo que descifre y relacione toda la información.
Sobre la influencia de La tierra baldía, Roberto Méndez insistió en que, con su publicación, la poesía en lengua inglesa recibió una gran impronta. En Cuba, demoró en influir, porque en esos años los escritores de vanguardia se sentían muy identificados con los autores españoles.
Sin embargo, sí dejó una huella en los escritores cubanos de los años 50. Ese fue el caso de Pablo Armando Fernández, Roberto Fernández Retamar y Antón Arrufat. Y es un fenómeno que va a continuar hasta nuestros días, «hasta el punto que el primer verso de La tierra baldía es quizás el más repetido, como chiste, contraseña o manía: Abril es el mes más cruel», concluyó Méndez.