Libros en una Feria para danzar en escrituras y lecturas al posicionar un pensamiento
() La emoción, le dice la danza a la literatura, es, 
en efecto, una sintaxis corporal,
un cuerpo articulado en el tiempo y en las tres dimensiones del espacio.

Paul Valéry

Es conocido que a partir del encuentro entre danza y literatura se generan nuevas experiencias estéticas y creativas. ¿Hasta dónde la danza, en su aquí y ahora movimental, entalla en letra impresa (virtual o real) aquello que cuerpo y espacio tejen en lo efímero de su naturaleza? ¿Cómo volver palabra perdurable las trayectorias que el cuerpo danzante recorre en la materialidad actuante de sus espacios físicos? ¿Qué hay de soberano en aquella palabra que retiene lo fugaz o perene que va dejando la danza, el danzar? ¿Cómo tornar atendible la lectura generada de aquella escritura que, efímera o perdurable, apuesta por posicionar un pensamiento?

En la danza, en ella toda: ritual, cortesana, social, escénica, la alarma o la grata perplejidad que sentimos ante las figuraciones de un lenguaje que aparentemente se vuelve pasado en la inmanencia de su transcurrir espacio temporal, no tardó en transformarse en certeza para posicionar un pensamiento en letra escrita. Desde Lucien de Samosate (dícese autor de L’Éloge de la danse, el tratado más completo que nos ha legado la Antigüedad sobre el arte de la danza) a Ramiro Guerra (el nuestro, el iniciador de todo), la danza y los lenguajes asociados a su-ser-en-presencia, se han instalado como franja pensante y recurso para la producción y atención editorial cubana.

En ella (en esa franja supuestamente pensante), el lenguaje cifrado en letra escrita que revela mucho de la pluralidad de lenguas habladas, danzadas, coreografiadas, dibujadas por quienes vemos en la danza una zona activa para la escritura, hoy se muestra en variados soportes. La agenda de la 31 Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH) y su expansión insular, viene acercando danza y literatura, escritura y lectura, de manera distintiva.

Quizás porque en la danza culmina el cuerpo no (como se suele decir) el movimiento del cuerpo, varias editoriales cubanas han incluido de manera expresa el asunto «danza» dentro de sus ocupaciones 2023. Así, Cúpulas, el sello editorial de la Universidad de las Artes, ha puesto en circulación los números más recientes de los Cuadernos ISA-Arte Danzario (también como homenaje a la «Colección Estudios Teóricos» que fundara Ramiro Guerra cuando se creara la Facultad Arte Danzario del Instituto Superior de Arte en 1986); el Boletín Danzar.Cu, publicación de la Cátedra Honorífica de mismo nombre o, los debates y ponencias contenidos en el texto y fórum De la memoria fragmentada.

La Casa editorial Tablas-Alarcos presentó Conjunto Folclórico Nacional de Cuba: itinerario de 60 años, resultado investigativo a modo de regalo a las seis décadas de la agrupación músico-danzaria más importante en el panorama profesional cubano. Situándonos en contexto, el libro sobre danza bajo atención editorial desde las primeras décadas del proceso revolucionario cubano, nos ha posibilitado el acceso a la más variada literatura. Entendible el peso de la vertiente historicista y balletística, debíamos entrar en materia. Aun, desde estas perspectivas, notable ha sido el acercamiento al común lector de textos universales que todavía mantienen una relevante valía informacional, referencial y de sistemática consulta.

Hoy, dentro del programa profesional y de presentación de publicaciones en la 31 FILH, oportuno es distinguir a la pinareña editorial Cauce al consagrar íntegramente el número 1 de 2022 de su revista cultural Cauce a la danza. Logrando tejer una fina trama vinculante entre las autoras y autores que conformamos este bello número. En las sesenta páginas que abrazan la revista de portada a contraportada, se habla de danza, ella es lenguaje, es en sí misma un conjunto de signos: un código de franco acceso. Vía entre la danza como «materia prima» (prima, de elemento primario, fundamental; y de elemento primario: original, «a partir del cual…») de la escritura en, de y sobre danza. También, contiene la revista, un voyage a través del código consciente, «arreglado», culturalmente desarrollado que exhibe la danza actual en su relación directa con la teoría, el archivo documental, la pedagogía, las nuevas tecnologías, el legado músico danzario de la cultura popular tradicional, entre otras áreas de estudio.

Y ahí la importancia de la lectura teórica que nos proponen la mayor parte de los artículos reunidos en este «cauce», para quien se proponga, afectada o afectado por sus propias preguntas, coreografiar la dynamis de sus lecturas y pensamiento. Sí, lo presupongo, toda lectura está mediada por las experiencias y obsesiones más personales, aun cuando presumamos cierta apariencia descentralizadora de nuestro capital simbólico, solo que alrededor de la danza como objeto de escritura, se demanda mucha voluntad para intentar instalar la cavilación generosa sobre un «problema» que, en varios sentidos, debería al menos, expropiar el centralismo ciego y autocomplaciente de las zonas de confort técnico/corporal para analizar la danza y sus modos pensantes más allá de una mera práctica artística.

Al presente, cuando el impasse pandémico nos condujo a guarecernos en nuestras bibliotecas, a la actualización y trueque de muchos archivos, oportuno fue el regreso a textos de autoras y autores de nosotros, publicados por distintas editoriales cubanas. Materiales resultantes de serias investigaciones dancísticas en sus diferentes modos de comportamiento. Retornar a algunos libros (ya casi reliquias) y procurar extraer de las implicancias historicistas que contienen, otros asomos, alcances, extensiones y asociaciones temáticas, desde la configuración multimedial que la actualidad impone, entre lo efímero o perdurable de la danza, es deleite importante. Ir al estante, desempolvar con un lente de aumento y advertir en las hojas de los libros, asuntos y zonas que la danza ha venido indagando mucho antes de que las pantallas de los móviles, tabletas y computadoras se erigieran salvación imprescindible ante el requerido encierro, continúa siendo hoy movilización pertinente para trazar nuevas alianzas entre escritura y lectura, entre danza y literatura, entre autor(a), obra y lector(a).

Y en esa movilización, Ramiro Guerra y su obra «textual», constituye un propósito narrante al coreografiar las lecturas que alrededor de la práctica pensante de la danza nos permite viajar en el adentro y en el afuera de ella misma con marcada intención fundacional de un modus teorético desafiante entre lo efímero o perdurable que ella entraña. Ramiro fue el primero de todos, nótese como desde el pórtico Cauce se regodea en la cita autorreferencial «mi huella está en todas partes. No solo en danza contemporánea o en el folclórico. En todas las compañías de Cuba hay un poco de mí».

Las acciones que se tejen entre danza y literatura en esta Feria 2023, por igual, agradecen el adelantado trazo fundacional, movilizador y desentumecido de Ramiro Guerra en la danza cubana toda. Pasados los primeros cien años de su venida al mundo, regresa la oscilación Danza: ¿efímera o perdurable? en las escrituras y sus consustanciales lecturas, dicho de otro modo, para hilvanar una ruta deseable y cierta e insistir en posicionar un pensamiento, el de quienes hoy seguimos su producción teórica como uno de los autores principales en el debate en torno a cuestiones tan importantes, sustantivas, identitarias y universales de nuestra danza.

Permítaseme nombrar a todas y a todos quienes están en este número: Ramiro, claro está. Y a quienes siguen por orden de aparición, van dejando su escritura: Roberto Pérez León, Vladimir Peraza, Jorge Brooks, Marianela Boán, Lilliam Chacón, Yuris Nórido, Bernardo Orellana, Rosario Cárdenas, Karem Ortiz, Andrés D. Abreu, María del Carmen Mena, Marilyn Garbey, María del Carmen Borroto, Ricardo Miranda (pinareño en el mundo que nos trae a la coreógrafa Susana Pous), Lourdes Cajigal, Roberto Méndez y Noel Bonilla-Chongo. Entre nosotros, la poesía de Ballagas y Boti, Fina García Marruz y Gastón Baquero. Ah, sobre cada una de las páginas, el trazado del mejor de todos: el maestro del diseño Eduardo Arrocha, de quien otro maestro (Jesús Ruiz) cierra la revista diciendo que «…la imagen de la danza contemporánea cubana es el producto de la imaginación de este diseñador sin igual en nuestra historia teatral».

Efímera o perdurable, bienvenida sea siempre la escritura sobre/en/desde la danza para coreografiar las lecturas más diversas. Lecturas in extenso, parte de esos nexos que seguirán acompañando la revisitación y desempolve de los estantes, las bibliotecas y los archivos atesorados, las mentes y cuerpos, carne y espíritu de quienes apostamos por el valor transformador y generador de la escritura sobre/de/en danza como trazo vivido, vívido y viviente de sus gentes. Del ayer, el hoy y del mañana de nuestras danzas todas, y en ellas, anclar miradas para posicionar un pensamiento, pues «la emoción, le dice la danza a la literatura, es, en efecto, una sintaxis corporal, un cuerpo articulado en el tiempo y en las tres dimensiones del espacio».

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Te invitamos a descargar de manera gratuita el no. 1 de 2022 de la revista Cauce

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