En la tarde de este lunes se presentaron dos epubs del año 2021, de nuestra Colección Narrativa y Crónica. El primero de ellos es Tiempo de nostalgia, de Celima Bernal García, y el segundo, Anatomía del león, de Nguyen Peña Puig.
La realización técnica de los epubs, en versión 2.0., estuvo a cargo del programador Alberto Correa Mak y el diseño de cubierta de Frank Alejandro Cuesta. En el primer caso la corrección fue hecha por Daína Rodríguez González y en el segundo, por Jesús David Curbelo, y la edición, por quien les habla, Nora Lelyen Fernández.
Para ser gentiles, prefiero referirme, inicialmente, al epub de la profesora y narradora, Celima Bernal, que nació en Pinar del Río, el 22 de octubre de 1935, y ha consagrado su vida a la investigación, al periodismo, la literatura, haciendo énfasis en la infantil, a la poesía y con pasión al lenguaje, casi todos la conocemos por su sección diaria «Del lenguaje» en el periódico Granma y sus colaboraciones al respecto en el espacio Haciendo radio.
Me pareció un modo dialéctico de proceder por parte de los organizadores, aunar, desde la tecnología, dos voces de distintas generaciones, pues esta autora viene del mundo editorial de los formatos en papel —tiene más de 30 libros en su haber—, mientras que Nguyen, nacido en Camagüey en 1977 y Licenciado en Derecho y Máster en Bioética, está más cercano a los universos mediáticos, y aunque tiene menor número de libros impresos cuenta con varios textos promocionados en el ciberespacio.
Tiempo de nostalgia, que ya había sido publicado en formato papel por la editorial canadiense Lugus Publications en 1996, reúne once relatos, la mayoría cortos (por citar algunos «Volver sobre mis pasos», «La tela», «Como la playa», «Hacerlo mío» o «La víctima»), y el último, un poco más largo, nombrado «Trilogía de la muerte».
Como el propio título revela este es un libro que sigue el camino de la reflexión una vez que los años han pasado, de los recuerdos bien amados y de aquellos que no quisiéramos rememorar, pero han marcado nuestras horas dejándonos huellas definitivas. Los temas se enmarcan en vivencias personales, en la existencia cotidiana, en la intimidad de los pensamientos y sentimientos. La autora comienza con unas palabras «Cuando se ha vivido mucho, no se es ya de ninguna época, de ningún lugar» y las concluye magistralmente: «En ese momento te percatas de que tu tiempo es la nostalgia». Desde la abstracción que son nuestras vivencias, el de la nostalgia es un tiempo excelente para narrar, para meditar, para ir decantando lo esencial de lo transitorio.
Acto seguido se incluye una carta de su correspondencia personal, pero no de «una lectora más», sino de su hija. ¡Cuánta ternura, cuánta emoción nos producen esas líneas! Su brevedad y su nivel de síntesis anuncian lo que vendrá después. Y su intensidad parece un abrazo cuando nos dice «volemos juntas…».
Todas las historias comienzan con una dedicatoria y un epígrafe. Algunas dedicatorias no expresan de manera explícita el destinatario al que son dirigidas, son metáforicas, casi parecen versos ellas mismas: «A mis pobres sueños», «Para alguien que cree en las raíces», «Para mi hoy, pese a tanta araña intrusa, que teje» o «Al olor del mar»; aunque a veces lo hacen, por ejemplo: «A mi viejo, inolvidable maestro», «A mis críticos más severos: mis hijos» o «A Tutín», pero todas demuestran por parte de la autora, una considerable significación afectiva. Los epígrafes son versos de Mario Benedetti y suponen la pertenencia a una tradición cultural, la lírica hispanoamericana.
Estos elementos paratextuales enriquecen el texto mismo y van conformando un espacio para dialogar, a manera de sutiles velos que se van corriendo. Primero la voz autoral que sitúa y esclarece, luego las palabras de la hija, que parecen reciprocarla, y otra vez la autora que «dedica» y luego la voz del poeta que «canta», es entonces cuando accedemos a las historias que poseen numerosos elementos autobiográficos hilvanados con otros puramente de ficción.
Un amor que nos transforma, la dorada niñez con sus candores, la adolescencia casi feliz y los augurios de crecer, un exilio forzado, las cavilaciones de una madre luego que los hijos crecen y hacen sus propias vidas, la tristeza del adiós, la vejez y otras historias estremecedoras, como por ejemplo las de la clandestinidad: esto y más encontraremos en este libro.
Estoy agradecida porque Celima haya apostado por el formato digital con nuestra editorial, a pesar de los pesares, pues prestigia nuestro catálogo y permitirá que toda su sabiduría y sus lirismos lleguen a muchos y jóvenes lectores, que, de seguro, también lo agradecerán.
No en el extremo opuesto, sino inmerso en otra manera de narrar se encuentra la obra Anatomía del león, de Nguyen Peña.
Este libro desde su propio título y del de los 8 cuentos que lo integran, simula un muestrario de Anatomía comparada, pues esta ciencia se dedica a comparar el cuerpo humano con el de los animales, solo que acá se hace énfasis no en lo morfológico sino en las relaciones que establecen entre sí diferentes organismos y con su hábitat en duras batallas de supervivencia animal, pero en el ámbito humano.
Nguyen se erige pues como un anatomista social. A pesar de su crudo lenguaje, tal cual la realidad que describe, hay lirismo en estas historias. Baste leer el primer fragmento de uno de los cuentos, «Carnes y moscas»:
Si al menos el plato no hubiera estado vacío, apenas esa cantidad de aire y en el centro un par de moscas enfrascadas en su rito sexual, un océano de posibilidades abierto hacia el pasado, Carmen junto a la mesa, el escándalo de la calle al mediodía que trepa por las paredes de ladrillos desnudos, frágiles tres pisos.
«Buenas noches, señor búho», «Ecosistemas», «Garrapatas», «Evolución de las especies», «Del lobo, el pelo»; «La manada» y «Anatomía del león»: todos gozan de pericia narrativa, de intensos sentimientos y de profundas reflexiones.
Mientras leía Anatomía del león me imaginaba estar ante el pasillo de las Cabezas de los Presidentes de la serie animada Futurama, creada por Matt Groening para el canal FOX en 1999. Solo que, en las campanas de cristal, en este caso los cuentos, lo exhibido es un ejemplar vivo de antihéroe. Nunca mejor escogida la cubierta.
Una mirada rápida por la vitrina nos permitirá encontrarnos con personajes como un enfermo sexual que termina convertido en asesino o una mujer siempre vejada por un esposo abusador a quien termina matando; o asfixiantes escenarios donde abundan la violencia, la burocracia del entorno laboral; el brutal mundo de las calles, el animalesco universo literario, dolor, robos, chantajes, extorsión y muerte, la lucha por la supervivencia y muerte, otra vez muerte, siempre muerte, real o psicológica.
¿Me pregunto si estar rodeado de agua por todas partes nos obliga, necesariamente, a considerar que todo no es mas que una serpiente mordiéndose su cola?, y si así fuera, ¿en cuál de estos personajes veríamos reflejados nuestros personales modos de actuar? ¿dónde nos llevarían estos modos? ¿Quiénes inspiran estos relatos? ¿Acaso todos? Este libro no nos deja permanecer ajenos ni indiferentes. Ojalá que el público lo comprenda y disfrute.